Mi breve historia con Nintendo 64 (unboxing)

Nintendo 64 es uno de los sistemas de entretenimiento de Nintendo que menos he sabido explotar. Mi historia con esta consola se remonta hacia el final de su ciclo vital, con Dreamcast de SEGA habiendo inaugurado ya la generación de consolas que PlayStation 2 dominó de forma aplastante. Recuerdo exactamente el día que la compré, en uno de esos colores que Nintendo se sacó de la manga para revitalizar un poco sus ventas: un verde transparente nada atractivo, con mando a juego, que con el tiempo aprendí a querer, podríamos decir.

Me subí al tren de los 64 bits cuando éste ya pasaba de largo, cuando la sequía de lanzamientos era más que evidente y, si no hubiera sido por una Nintendo España que gestionaba perezosamente los lanzamientos de nuevos títulos, habría pasado al olvido mucho antes; vamos, que con la tontería casi alargan su ciclo vital. Pensé que ese momento de bajón comercial sería ideal para hacerme con un pack a buen precio y varios juegos baratos, además de recuperar el tiempo perdido con una plataforma que pasé de desear a ignorar; culpa de Saturn y PlayStation.

Decidido, fui a por ella. Pero no resultó como imaginé…

Conseguir la consola ya me supuso un esfuerzo considerable, recorriendo tiendas arriba y abajo por Barcelona hasta dar con una unidad. Recuerdo la situación que viví en Centro Mail, donde poco les faltó para mofarse de mí por querer una Nintendo 64 teniendo ya Dreamcast y estando también a la venta PS2. Este comportamiento, tan reprochable en un profesional, no es más que el reflejo de cómo el aficionado medio (incluyendo a esos vendedores) trató siempre a los videojuegos: usar, reemplazar por algo nuevo y tirar. Hasta hace escasos años no hubo conciencia real sobre su valor histórico, artístico y coleccionable.

Foto de archivo, mi N64 verde sobre mi cama verde

Ese mismo día, por cierto, descubrí mi juego favorito de Dreamcast, que es tema pendiente para otra ocasión. En fin, acabé en FNAC, resignándome a comprar una Nintendo 64 verde y sin juego; no había más opciones, era eso o nada.

Volví a casa con la consola en un color que no me convencía, comprada en FNAC, y con el ISS 2000, comprado en ese Centro Mail cuyos empleados eran unos listillos de cuidado. Al sacarla de la caja, supongo que me envolvió la magia de estrenar nueva consola y, aunque prefería otros colores, dejó de parecerme tan fea. Me dispuse a probar mi primer juego de Nintendo 64, el ISS 2000, y me llevé una pequeña decepción. Nunca lo sentí como el juegazo de fútbol definitivo del que hablaban los nintenderos, no había ni rastro de la excelsa jugabilidad de los títulos futbolísticos programados por Konami Tokyo para PlayStation, tampoco de su finura y elegancia. ISS 2000 no me terminó de convencer ni como arcade.

Me propuse conseguir los juegos más relevantes de su catálogo: Super Mario 64, Wave Race, Mario Kart, F-Zero X, Golden Eye… pero seguía visitando tiendas y rara vez encontraba cartuchos de mi agrado. Solamente di con uno de los juegos que acabo de mencionar, F-Zero X a un precio más o menos asequible en Carrefour. Éste no fue una decepción, su jugabilidad, su velocidad y sus 60 fotogramas por segundo, conseguían que le perdonara la sencillez de sus circuitos, texturas y modelos poligonales. F-Zero X me hacía vibrar, no podía soltar el mando.

Pasaban las semanas, pasaban los meses… Mi colección de Nintendo 64 no aumentaba, no encontraba juegos o, cuando lo hacía, no era a un precio que me pudiera permitir, prefería invertir ese dinero en juegos de Dreamcast. Comprar de segunda mano era una práctica extraña para mí, no me daba seguridad, ni disponía de tantas opciones como ahora. En un plazo aproximado de dos años, acabé vendiendo mi consola con tres o cuatro juegos en los foros de Elotrolado. Fue culpa mía, ni siquiera llegué a tener un mísero cartucho de Super Mario 64, me rendí antes de tiempo con esta máquina. Decidí centrarme en la malograda Dreamcast y el resto de 128 bits.

Mi historia con Nintendo 64 acabó muy rápido, pero en realidad se remonta a mucho antes de 2001. La estuve esperando desde que saltó la noticia del Project Reality y el acuerdo con Silicon Graphics para desarrollar la sucesora de Super Nintendo. Tanta era la ilusión con la que hojeaba las páginas de revistas como Nintendo Acción, que cuando publicaban artículos relacionados con Ultra 64, literalmente desgastaba sus páginas, quedaban descoloridas.

El momento de probarla por primera vez quedó archivado entre los más memorables de mi vida como jugador. Aquella tarde, todos los presentes en el Videoclub Las Torres, coincidían en estar presenciando algo nunca visto. Era una unidad japonesa, quedaba mucho para verla oficialmente en España. Unos repetían de carrerilla todos los datos técnicos que llevábamos meses leyendo en la prensa, a otros les entraba la risa tonta debido al nerviosismo y a todos se nos iluminaba la cara al ver a ese Mario cabezón y regordete recorriendo los escenarios más grandes, más sólidos y con mayor sensación de volumen vistos hasta la fecha. Nintendo se había tomado su tiempo, pero daba el salto definitivo a los mundos tridimensionales por la puerta grande.

No comprar Nintendo 64 en su lanzamiento fue, definitivamente, una cuestión de impaciencia (recuerdo perfectamente su retraso final en España, no sé si también en Europa) y prioridades. Nintendo 64 era todo lo que un chaval podía desear, pero también lo eran Daytona USA, Virtua Fighter, SEGA Rally y demás. Un fan de SEGA como yo, lo tenía muy claro, seis letras: SATURN. Y cuando Saturn hizo aguas, el catálogo de PlayStation era tan grande y había calado tan hondo en la sociedad, que era realmente difícil no sucumbir a ella. Como decía al principio, el tren de Nintendo 64 se me escapó, hice un intento por adentrarme en su universo allá por el año 2001, pero para entonces estaba totalmente centrado en la siguiente generación de consolas, el dinero no daba para más.

En pleno 2015 se me ha presentado una nueva oportunidad, y esa misma ilusión con la que de niño seguía mes a mes el desarrollo de Ultra 64, ha vuelto a invadirme de los pies a la cabeza. Esta vez voy a hacerlo bien, bienvenida de nuevo a casa:

Proximamente, impresiones y análisis de todos los cartuchos que vayamos consiguiendo.

Unboxing de Nintendo 64

Aquí tenemos el paquete de Nintendo 64 que llegó a España en marzo de 1997, lo hizo en una configuración básica que no incluía ningún juego.