Para el fan incondicional de la antigua SEGA que escribe, éste fue el título que marcó un punto de inflexión en mi batalla interna, en mi ‘Saturn contra PlayStation’ particular. Por primera vez, sentí a PlayStation superior, o distinta. No sé, la empecé a ver con otros ojos. Hoy en día, donde esté un SEGA Rally que se quite todo lo demás: eso sí es jugabilidad en estado puro. Pero mi yo más joven, entonces empezaba a percatarse de pequeños detalles que no veía en los juegos de Saturn. A continuación, mi análisis de Porsche Challenge, uno de mis juegos más deseados.
Desde Stuttgart con amor
¿Buscas el texto original de mi review? Aquí lo tienes, baja un poquito para encontrarlo. No olvides suscribirte al canal, allí puedes compartir tu experiencia con el resto de compañeros.
Análisis de Porsche Challenge
Eran ya tiempos de Gran Turismo cuando la primera consola de Sony llegó a mi hogar, fue precisamente Gran Turismo el título escogido para estrenarla por todo lo alto, en un pack fabuloso que también incluía el innovador Dual Shock y su doble combinación de motores. Pero no pasó mucho tiempo hasta que cayó en mi poder una copia de Porsche Challenge, ese objeto de deseo con el que tanto había soñado desde finales de 1996.

La primera vez que supe acerca de Porsche Challenge fue por un ejemplar de la revista SuperJuegos que incluía un especial dedicado al primer aniversario de PlayStation en nuestro continente. Desde el principio quedé maravillado por aquellas imágenes que, en realidad, sólo representaban una ínfima parte de su auténtica belleza. Y en directo, era aún más hermoso, tenía algo especial, algo que yo, entonces muy jovencito, no entendía ni sabía explicar, pero me percataba de ello.
Para el fan de SEGA que os habla, fan de la antigua, genial, loca e irreverente SEGA, aquello supuso un punto de inflexión. Nunca volví a ver a PlayStation de la misma manera, pasé de un extremo a otro: de la indiferencia más absoluta al deseo.
En abril de 1997 se lanzó Porsche Challenge en el mercado europeo, un arcade de velocidad que nos pone a los mandos del impresionante Porsche Boxster en uno de esos títulos de carreras que tan bien funcionaban y tanto gustaban entre los usuarios de consolas. Un desarrollo interno de una Sony todavía novata que me dejó con la boca abierta y cara de idiota.

Desde las primeras capturas que observaba atónito, fue su acabado lo que le hacía despuntar sobre los títulos que yo conocía. Mi yo de 13 años estaba en aquel momento entre enfurecido, por no poder jugar, y asombrado por lo que Sony había conseguido. Una conjunción de elementos, de técnicas gráficas, que ahora logro comprender, le otorgaban ese algo especial que os contaba en la introducción, haciéndolo más cercano al mundo donde vivimos, más creíble.
Prestemos atención, por ejemplo, al gouraud shading, una técnica que cayó en desuso hace bastantes años, pero varias décadas atrás se usó con grandes resultados. En todo momento, gracias a esta rutina gráfica que simula iluminación mediante el uso de sombreados, tenemos la sensación, o ilusión, de que realmente existe una gran fuente de luz que incide sobre el Boxster. Según avanzamos, partes de la carrocería se oscurecen mientras que otras hacen lo contrario, muestran un tono más claro.
Mirad también las sombras que proyecta cada vehículo sobre el asfalto. Aunque se ha avanzado mucho y estas no son nada del otro mundo, se mueven en consonancia con la situación. Es decir, no son elementos fijos, van variando su posición dependiendo de cómo nos coloquemos, dependiendo de dónde provenga esa fuente imaginaria de luz. Puede parecer una tontería, pero sumando estos pequeños detalles que tratan de simular un comportamiento natural de luces y sombras, y que no todos los juegos tenían en cuenta, Porsche Challenge lograba por momentos la ilusión de estar ante un entorno, salvando las distancias, semejante a la realidad.

Y lo conseguía con un primer escenario espectacular, el circuito de pruebas de Stuttgart, bañado por una iluminación bellísima en cada rincón y texturas inusuales, más que por su calidad, de nuevo por su parecido con la realidad. Un trabajo extraordinario que dejaba embelesado al personal en los escaparates de las tiendas de videojuegos. Pero, aquí viene el punto negativo, en sucesivos circuitos (cuatro en total), no se mantiene el mismo nivel, da la impresión de ir de más a menos.
Fruto de la colaboración entre Sony y Porsche, el Boxter, está modelado con sumo cuidado, tomando para su creación los planos y bocetos originales facilitados por el fabricante. El resultado fue muy fiel, aunque ahora, como es obvio, notamos acabados angulosos que en su día no percibíamos con tanta claridad. Pero todos los detalles están ahí: faros, retrovisores, matrícula, asientos, luna transparente… incluso conductores en todos los vehículos.
Adentrándonos ya en su contenido, contamos con un divertido modo para dos jugadores a pantalla partida, un modo contrarreloj y el modo campeonato, formado por doce carreras divididas en tres bloques. Una de las características más interesantes de Porsche Challenge son las variantes de cada circuito, todos poseen un recorrido corto, un recorrido largo y, la gran sorpresa, una versión dinámica en la que se abren y cierran alternativamente en cada vuelta, los caminos que dan acceso a ambos recorridos. Y así es cómo está segmentado el campeonato: primero corremos las cuatro versiones cortas de cada circuito, a continuación pasamos a las cuatro versiones largas y, finalmente, corremos en las cuatro versiones dinámicas.

De esta manera, lo que a priori parece una cifra muy escasa de circuitos, tan sólo cuatro, acaban convirtiéndose en doce alternativas jugables. Que no se quedan ahí, porque también se abrirá el modo espejo al finalizar el campeonato. Sinceramente, para disponer de sólo cuatro circuitos, se las ingeniaron para estrujarlos al máximo. Por otra parte, llamar a este modo campeonato puede inducir a equívocos: realmente no es un campeonato, no puntúas según el orden de llegada, para avanzar debes llegar siempre el primero.
Debido a los cambios constantes en el trazado de los circuitos, es muy normal habituarse a un trazado, por ejemplo el corto, y después, al jugar en su versión larga, darse de bruces con una barrera que impide el paso por el camino original, el camino que ya conocíamos previamente. En Porsche Challenge hay que estar muy pendiente de cada ruta. También puede suceder que lideremos una carrera en un circuito dinámico, cojamos una ruta larga y que nuestros perseguidores nos adelanten porque ellos han podido acceder a un camino más corto que aún estaba cerrado para nosotros.
Por otro lado, los dos tipos de control disponibles, tanto arcade como simulación, son puramente arcade. La diferencia más palpable entre arcade y simulación, es la mayor o menor adherencia del Boxter en las curvas más exigentes. Su agarre será peor en el modo simulación, pero también más divertido, por lo que yo recomiendo jugar en simulación desde la primera partida; todo el gameplay que acompaña a este análisis en Youtube lo he jugado así. Como sólo existe un modelo de coche, no importa qué personaje escojamos, sólo cambia el color, nunca he percibido diferencias en el control.

Con Porsche Challenge se intentó dotar de una inteligencia artificial genuina a cada personaje, habrá quien nos deje pasar y quien nos lo ponga más difícil. Nuestro adversario principal siempre será el más pesado, insistente y duro de los que nos encontremos por la pista, nos va a incordiar desde el inicio de la carrera hasta el final. Pero voy a ser sincero, creo que este aspecto no está muy bien desarrollado, no tiene tanto peso como cabría esperar llegando a pasar inadvertido si no te lo cuentan. Y es que, si no hubiera leído esta información hace muchos años en las revistas que compraba cada mes, no habría estudiado el comportamiento del juego hasta descubrir que ese vehículo que aparece en paralelo al nuestro justo antes de empezar a correr es, efectivamente, nuestro rival principal.
Si buscáis un reto, aquí tenéis uno: el modo de dificultad super difícil. El modo fácil es asequible para casi todos los jugadores. En el modo normal hay que jugar bien. En el modo super difícil, hay que jugar de coña. Completar todos los modos de dificultad, por satisfacción propia, es una de esa tareas imprescindibles para disfrutar al máximo de un arcade como éste. Al final, si te lo propones, tres modos de dificultad más cuatro circuitos con tres variaciones y modo espejo, dan bastante de sí, aunque si no eres de los que estrujan esta clase de juegos, te parecerá alargarlo de forma un tanto artificial.
Y algo curioso que quiero mencionar. No sé en qué punto sucedió, si fue el primero o no, pero una particularidad de Porsche Challenge se encuentra en su banda sonora, que pasaría inadvertida si no fuera por este detalle. Es interactiva. Muy animada cuando corremos bien, angustiosa si empezamos a quedar rezagados. Es un aspecto que hoy tampoco sorprende pero a mí me llamó la atención en su momento.

Queda poco que decir de este casi genial Porsche Challenge. Y digo casi genial porque tal vez le falta ese plus que te engancha a los mandos por mucho que pasen los años, ¿alguien dijo Out run o Sega Rally? Es una pena que el mejor circuito, tanto a nivel artístico como jugable, por lo técnico y divertido de su trazado, sea el primero, dejando el listón tan alto para los siguientes circuitos, que el impacto inicial va a menos. El caso es, que sigue desprendiendo muchísimo encanto, se sigue jugando muy bien, y sigo admirando su acabado, con un tratamiento de luces y sombras tan efectista que aún llama la atención.
Arcade recomendadísimo. Espero que este análisis lo vean cuatro gatos y no empiecen a pedir 30 ó 40 euros por él, ¡son capaces!